Antes de comenzar esta reseña, quería agradecer a Elena Fuentes tanto por el libro como por una pequeña sorpresa que en breves vera la luz.

Anteriormente había leído uno de sus libros, también para el Premio Literario Amazon,  El Legado de Ava  una historia que no dejaba indiferente a nadie. Pero con La Niña de Libisosa se ha superado.
Nos encontramos con un principio que te desgarra nada más comenzar, narrando una parte de las vivencias de Kara, una de las tres protagonistas, y como destruyen su pueblo, Libisosa (actualmente ubicada en Lezuza, Albacete) en época romana. A la misma vez se va intercalando con Marcela, una chica que se ve obligada a convertirse en  una sirvienta en Cartago Nova (actualmente Cartagena). Y nuestra ultima protagonista, es Noelia una arqueóloga que se encuentra en pleno descubrimiento del yacimiento en Lezuza como el suyo propio.

Los tres personajes trasmite una fuerza y un amor propio increíble y eso, el lector lo puede ir viendo a través de la narración en cada uno de los capítulos. A parte, poco a poco podemos ir haciendo las conexiones con cada una de ellas.

Una de las cosas que más me ha gustado del libro, es como van creciendo cada una a nivel personal pero también dejan a lector boquiabierto con los giros inesperados dentro de las tramas. También, y es muy importante, es la narración que hace durante los capítulos de Marcela y Kara sobre las ciudades romanas. Esto me ha transportado a cuando mi profesora de Latín y Griego, Mercè, nos explicaba como eran las ciudades, las casas, la historia de aquel momento,etc. Lo digo como un punto realmente positivo, no solo recordar aquellas explicaciones que aún recuerdo sino que demuestra una documentación previa para ser fiel a la época.

Por último, el final, cosa que no voy a desvelar por razones obvias, me ha hecho reflexionar sobre el bien que nos hace el perdonar a las personas, al igual que el perdonarnos a nosotros mismos. Sabiendo que si hacemos eso, podremos estar en paz tanto con nosotros como con nuestro entorno.